El caso del diablillo servicial
El caso del diablillo servicial
Los casos del comisario Ayala Nº 3
Aunque la última en la secuencia temporal de la trilogía del comisario Ayala, esta novela fue la primera que escribí.
Cuando se me ocurrió ponerme dedos al teclado, lo único que pretendía era relatar algunas de mis propias experiencias cuando empecé a trabajar en el Instituto Nacional de Previsión de Valencia, en la conocida como la casa del chavo (por la moneda entonces vigente), en plena plaza del Caudillo, hoy del Ayuntamiento.
Pero como no se trataba de unas memorias y mi imaginación es muy suya, acabé por construir un relato fantasioso en torno a un individuo que tenía una especial mala suerte en sus tropiezos con seres míticos, de paso por este mundo. La misma que en amores, por cierto.
De este modo y casi sin querer, salvo algún crimen incompleto por su parte, acabará atrayendo la atención de la policía, y en particular del entonces subcomisario que da nombre a esta serie.
Por azar, Juan, un joven funcionario de la SS (Seguridad Social), se apiada de un individuo tan maltrecho como contrahecho cuando pasea por el barrio del Carmen, en la Valencia de principios de los años 80.El monstruo se define como un imp, un diablillo de la más baja clase infernal, que se encuentra en el mundo en una especie de prácticas de la oposición para ascender a Diablillo Vil.
A partir de ese momento, todo empieza a torcerse cuando sucesos entre estrambóticos y espantosos ocurren a su alrededor una y otra vez, llevándolo a la desesperación.
Mientras tanto, nuestro conocido subcomisario Miguel Ayala empieza a sospechar de él como de un asesino en serie, y va cercándolo poco a poco...
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El diseño de la portada del libro es un obsequio de mi buen amigo Paco García Gascón.
Juan Magán Martínez: Intriga surrealista
Segunda entrega del autor con las mismas características que la anterior (El predador afortunado ... y su gato negro), es decir, novela negra policíaco-surrealista: asesinatos en serie, ubica la acción en Valencia, protagonistas que podrían haber existido (incluso alguno procedente del mismo Infierno) y, como elemento catalizador del relato, la presencia del subcomisario Miguel Ayala.
Para los enamorados de este género literario (e incluso para los que no) resulta una novela muy amena y de lectura fácil y rápida dada la soltura y gracia con que el autor maneja los acontecimientos y los tiempos.
Muy recomendable.